Por Carlos López-Obrero Carmona www.carloslopezobrero.es 
Fisioterapeuta experto en tratamiento de la ansiedad y el estrés

Como sabéis el ejercicio físico es muy beneficioso para muchos aspectos de nuestra salud y equilibrio emocional y mental. 

Incluir una rutina de ejercicio o deporte en nuestra agenda diaria no sólo es recomendable, es imprescindible para mejorar y mantener nuestro cuerpo y mente saludables. 

No nos vamos a parar a enumerar todos los efectos beneficiosos que produce en nuestros diferentes órganos y sistemas, que son ampliamente conocidos, sino que voy a fundamentar el por qué de dichos beneficios. 

Lo primero que quiero que hagas es imaginar cómo debían de ser los primeros humanos que habitaron la Tierra, nuestros antepasados los primeros homo sapiens. Según los estudios disponibles se sabe que eran verdaderos atletas. Estos primeros sapiens que eran cazadores-recolectores, pasaban cada día en movimiento, sus asentamientos no eran para nada estables porque necesitaban estar buscando alimento silvestre y cazando animales. Cualquiera de ellos tenía como mínimo una actividad física 20 veces superior a la que tenemos nosotros hoy en día. 

Con la llegada de la agricultura empezaron a aparecer los asentamientos estables y los desplazamientos fueron disminuyendo hasta nuestros días, en los que vivimos en ciudades y nuestros desplazamientos son en muchas ocasiones en vehículos motorizados. 

Hemos creado una tecnología increíble a nuestro alrededor que nos facilita muchísimo la vida. Podemos alimentarnos y proveernos de lo que necesitamos o nos apetece desde nuestro sillón, sin tener que salir de casa. Esto ha supuesto un gran avance pero no está exento de consecuencias, ya que nuestro cuerpo se ha modelado y ha evolucionado para una actividad física muchísimo mayor de la que le proporcionamos. 

Observa los siguientes datos y podrás entender todo lo expuesto anteriormente:

-Aparición del Homo Sapiens = hace 200.000 años

-Revolución cognitiva (aparece el lenguaje) = hace 70.000 años

-Revolución agrícola = hace 13.000 años 

-Revolución científica = hace 500 años

Revolución industrial = hace 200 años 

Estos datos abrumadores nos están diciendo que lo que hoy somos en cuanto a estructura corporal y mental se ha ido modelando a lo largo de miles de años y que las comodidades de las que gozamos actualmente son increíblemente recientes. Nuestro hábitat y estilo de vida modelaron nuestro cuerpo para el movimiento durante la mayor parte de nuestra evolución. Por ejemplo, la condición física de una persona adulta de hace unos 300 años, superaba con creces a la de una persona joven de la actualidad. Ellos no necesitaban ir al gimnasio para estar “en forma”. 

Volvamos al presente con un ejemplo muy característico de nuestra Era de los ordenadores y el teletrabajo: los asientos que utilizamos hoy en día, y en los que pasamos en ocasiones más de 8 horas, modifican y deterioran nuestra estructura ósea y corporal, porque nuestro cuerpo no está hecho para ellos. Cuando estás sentado en una silla el peso recae sobre tu hueso sacro y no sobre los huesos isquiones, que sí están preparados para ello. Como consecuencia toda la columna sufre tensiones, que se trasladan hacia el cuello. En conclusión, pasar horas sentado delante de una pantalla es claramente lesivo. Deberíamos sentarnos en taburetes bajos o estar a cuclillas para liberar de peso a nuestra columna. 

En la actualidad se ha desnaturalizado nuestra forma de alimentarnos y nuestra forma de movernos y de aquí parten muchas dolencias que no existían en la antigüedad, como el colesterol, la diabetes, tensiones musculares crónicas y un largo etcétera. Tenemos muchos estímulos cognitivos y a la vez, desconexión de las necesidades básicas de nuestro cuerpo, como es la necesidad de movimiento y otras de las que hablaremos en futuros artículos. 

¿Qué podemos hacer para contrarrestar estos efectos colaterales de vivir en una época de comodidad y “bienestar”? 

Incluir en nuestra agenda diaria el ejercicio físico como medida de higiene básica, tan importante como puede ser asearnos o alimentarnos de forma equilibrada y acorde a nuestras necesidades. 

Además, deberíamos buscar qué tipo de ejercicio se adapta a nuestra edad y necesidades personales. Hay quién le ayuda practicar yoga, otras personas utilizan el caminar, la danza, un deporte concreto, etc. Hoy disponemos de muchas ofertas diferentes. Puedes elegir aquello que te hace sentir bien y, sobre todo, que te ayuda a desconectar de las exigencias, de las responsabilidades y el trabajo, con lo cuál el efecto sobre tu nivel de estrés será mucho mayor. Mantener los niveles de estrés bajos es otro aspecto fundamental para mantenernos saludables. 

Deseo que este artículo te ayude a poner el ejercicio en el lugar que le corresponde, un lugar central en nuestra vida diaria. Está ampliamente demostrado que las personas que siguen estas recomendaciones, visitan menos al médico y al fisioterapeuta y viven con mayor vitalidad y verdadero bienestar.